Mi psicóloga está de vacaciones: ¿Qué hago mientras espero?

¡Hola a todos! Como bien sabéis, esta es una época de vacaciones y desconexión, y para mí no es diferente. Es mi turno y de mi gran merecido descanso, y eso significa que regreso a la consulta el 1 de septiembre. Sé que para algunos de vosotros, especialmente si estáis en mitad de un proceso terapéutico, la idea de que vuestro espacio seguro se «cierre» por unas semanas puede generar cierta inquietud. ¡Y es totalmente normal sentirlo!

Precisamente por eso, he querido escribir esta entrada de blog. Porque mientras esperáis mi vuelta (y la de vuestros propios terapeutas, si es el caso), hay mucho que podemos hacer para mantenernos en calma y gestionar esos días. Y también, es crucial saber cuándo una emoción es parte del proceso y cuándo podría ser una señal de que necesitamos contactar de urgencia.

Es Normal Sentir… ¡Muchas Cosas!

El periodo de vacaciones de tu terapeuta puede ser un espejo de cómo gestionas la separación y la autonomía. Es común experimentar una variedad de emociones. La clave está en identificarlas y entender que son válidas:

  • Ansiedad o inquietud: «Me siento solo/a», «no sé cómo afrontar esto sin mi sesión», «y si me pongo mal…». Es una reacción natural a la ausencia de un apoyo regular.
  • Tristeza o melancolía: Si la terapia es un espacio donde gestionas emociones difíciles, la ausencia puede hacer que algunas vuelvan a surgir con más intensidad.
  • Euforia o «liberación»: ¡Sí, también puede pasar! Algunos sienten un alivio momentáneo al no tener la «tarea» de la terapia, aunque esto suele ser pasajero.
  • Desorientación o falta de dirección: Si tu terapeuta te ayuda a estructurar tus pensamientos o tu día a día, su ausencia puede desajustar un poco tu rutina mental.

Todas estas emociones son normales. Forma parte de la relación terapéutica y del proceso de crecimiento. Lo importante es no juzgarlas, sino observarlas y recordar las herramientas que ya has adquirido en terapia.

¿Qué Puedes Hacer Mientras Esperas?

Aunque no estés en consulta, la terapia no se detiene del todo. Eres tú quien tiene las herramientas y la capacidad para seguir avanzando.

  1. Revisa tus notas o ejercicios: ¿Tienes un diario de emociones? ¿Te he sugerido alguna técnica de relajación o un ejercicio de mindfulness? Este es el momento perfecto para repasarlos y ponerlos en práctica.
  2. Mantén tus rutinas saludables: Intenta seguir con horarios de sueño regulares, una alimentación equilibrada y, si es posible, ejercicio físico. El cuidado personal es fundamental.
  3. Apóyate en tu red de seguridad: Familiares, amigos, pareja… Si tienes personas de confianza en tu vida, no dudes en compartir cómo te sientes (si te apetece y te sientes cómodo/a). A veces, solo hablar ayuda.
  4. Dedica tiempo a actividades placenteras: El verano es para disfrutar. Haz cosas que te gusten, que te relajen o que te inspiren. Desconectar y recargar pilas es también parte de la salud mental.
  5. Practica la auto-observación: Date permiso para sentir lo que sientes sin juzgarlo. ¿Qué te está diciendo esa emoción? ¿Es algo que ya has trabajado en terapia y puedes aplicar lo aprendido?
  6. Sé compasivo/a contigo mismo/a: Habrá días mejores y peores. No te exijas ser «perfecto/a» o estar siempre bien. La auto-compasión es una herramienta muy poderosa.

¿Cuándo Contactar de Urgencia con tu Psicóloga?

Aquí es donde debemos ser muy claros y responsables. Aunque la ausencia de tu terapeuta pueda generar incomodidad, hay situaciones específicas donde la necesidad de contacto es urgente y justificada:

  • Pensamientos de autolesión o suicidio: Si en algún momento tienes pensamientos persistentes de hacerte daño a ti mismo/a o de quitarte la vida, o si sientes que estás en riesgo inminente. Este es el motivo número uno para buscar ayuda inmediata.
  • Crisis de angustia incontrolables: Si experimentas ataques de pánico o ansiedad tan intensos que no puedes manejarlos con las herramientas habituales y sientes que pierdes el control de la situación.
  • Deterioro significativo en tu funcionamiento diario: Si notas que de repente no puedes salir de la cama, no puedes comer, o te resulta imposible realizar las actividades básicas de tu día a día debido a tu estado emocional.
  • Síntomas psicóticos agudos: Si experimentas alucinaciones, delirios o una desconexión severa con la realidad.

En cualquiera de estos casos, no dudes en buscar ayuda inmediatamente. Si es una urgencia vital, acude a los servicios de urgencias de tu centro de salud o de un hospital. Si sientes que necesitas contactar con tu psicóloga por una de estas razones, hazlo a través del canal que hayáis establecido para emergencias. Muchos profesionales dejamos un contacto o un protocolo para estas situaciones.

El verano puede ser un excelente momento para poner a prueba todo lo aprendido y para darnos cuenta de nuestra propia resiliencia. Disfrutad de estas semanas, cuidad de vosotros y recordad que el 1 de septiembre os espero con las pilas cargadas para continuar vuestro camino.

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¡Hola! Mi nombre es Judit Jurado, soy psicóloga con acreditación sanitaria.

Colegiada por el Colegio Oficial de Psicólogos de Aragón (A-02280).

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