Ah, la primavera… En esa época del año en la que todo parece florecer, los días son más largos, y en teoría deberíamos sentirnos más animados. Pero para muchas personas, la primavera trae consigo una sensación de agotamiento inexplicable, conocida como astenia primaveral.
En consulta, suelo encontrarme con pacientes que llegan diciendo: «Estoy más cansado de lo normal», «Me siento irritable», o «No tengo ganas de hacer nada, aunque el sol esté brillando». Y es que esta estación puede afectar tanto a nivel físico como psicológico. Los cambios de temperatura, el aumento de horas de luz, e incluso el polen, pueden desequilibrarnos.
La buena noticia es que hay cosas que podemos hacer para aliviar este malestar:
- Mantener rutinas de sueño estables.
- Comer de forma equilibrada, priorizando alimentos frescos y ricos en vitaminas.
- Realizar actividad física moderada al aire libre, que además de revitalizarnos, nos ayuda a conectar con la naturaleza.
- Y, sobre todo, ser amables con nosotros mismos.
Si esta sensación se alarga o interfiere mucho en tu día a día, no dudes en buscar apoyo. La primavera puede ser desafiante, pero con pequeños ajustes podemos devolverle el equilibrio y disfrutar de lo bueno que nos ofrece.